En cada ciudad del mundo hay calles y barrios que se diferencian del resto por alguna particularidad. Quien haya estado en París seguramente no desconoce el olor a comida rápida que desprende el barrio latino, el aire bohemio que se respira en Montmartre -con ese algo artificial café Les Deux Moulins, mejor conocido como el café de Amélie- o lo pequeño que uno se siente caminando por la inmensidad de la avenida de los Campos Elíseos.
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Madrid, una de las ciudades más admiradas por nosotros y por los de fuera, también tiene sus calles y barrios característicos. Y es que cualquiera que haya puesto un pie en la capital española no puede ignorar que cada uno de sus rincones esconde algo especial. Tal es el caso de la calle Serrano, cuna del lujo y la ostentación; Chueca, el barrio gay por excelencia; o, la nuestra, la calle de Fuencarral. Si se piensa en tres adjetivos que definan a la calle donde nos encontramos, es posible que muchos opten por las palabras mercado, diversidad y creatividad.
Lejos (muy lejos) queda ya el eco generado por los tabloides entorno al crimen de la Calle Fuencarral. Hoy en día, la calle es sinónimo de bullicio y diversión. De tiendas aptas para todos los gustos e inclinaciones. De cultura, de diferencia, de independencia. De vanguardia. En ella, te puedes topar fácilmente con la preciosa fachada de madera de una de las pastelerías más antiguas de nuestro país, así como con aquella tienda de ropa en la que se halla ese complemento que no has encontrado en ningún otro lado. Con aquel lugar en el que te tomaste la primera copa con esa persona que siempre estará en tu recuerdo.
La creatividad e imaginación que rodean a la calle Fuencarral se palpan día tras día. Músicos de jazz callejeros, campañas de publicidad extravagantes, gente atareada que viene y va con esas ropas tan diversas y a la vez tan iguales. Nosotros, el equipo de Mérimée Gastrobar, queremos convertirnos -aunque sea por unos minutos- en tu referente cuando pienses en esta calle tan llena de historia (s). Queremos que cada uno de nuestros platos, colmados de nuestra pasión por la comida, sea como la sonrisa de esa chica que pasea con su vestido hippie en verano o como esa nota que sale de la guitarra de aquellos jóvenes que se reúnen frente al Mercado Fuencarral.
Y para que termines de enamorarte de nuestra calle, te dejamos con uno de los momentos más especiales que tuvo el placer de presenciar. Un flashmob de una conocida marca de ropa que hizo bailar a los viandantes madrileños. ¡No te lo pierdas!